Un Viaje Sonoro y Visual: La Obra que Trasciende el Tiempo

En un mundo donde las plataformas digitales han transformado el consumo de música, es sorprendente ver cómo algunos artistas apuestan por el regreso a lo esencial: juntar a sus seguidores para escuchar discos enteros sin tocar en vivo.

Con gran éxito, varios solistas de la música urbana han implementado esta estrategia innovadora. Dillom presentó Cirugía en un teatro Coliseo a oscuras, Milo J proyectó videos de 166 en el C Art Media, subido a un colectivo hacia Morón, y Duki hizo lo propio con Ameri en un Movistar Arena, utilizando playback y acompañado de bailarines y amigos artistas.

Sin embargo, en el ámbito del rock, el pionero de esta experiencia fue Divididos, que el pasado miércoles 12 en el Movistar Arena, convocó a 8,500 fanáticos con una oferta inusual: escuchar su nuevo álbum Divididos (que se lanzará este viernes 14 en plataformas digitales y formato físico), visualizar un documental sobre el making of, y participar de una charla cercana con la banda. Tres horas de pura conexión.

La velada resultó un rotundo éxito, un sueño hecho realidad para los fanáticos, y una enorme satisfacción para Ricardo Mollo, Diego Arnedo y Catriel Ciavarella, quienes pudieron compartir el lanzamiento del álbum con su público, algo que rara vez sucede más allá de los encuentros con amigos o la prensa.

Tras 15 años sin un trabajo musical nuevo, La Aplanadora del Rock vuelve a la carga. Su último álbum, Amapola del 66, fue lanzado en 2010. Aunque nunca cesaron sus conciertos en vivo, no regresaron al estudio hasta el periodo de 2019 a 2025.

Divididos se presenta como un álbum que lleva por primera vez un título homónimo, reflejando a la perfección el estilo del trío: temas potentes, momentos de calma, y hasta una balada acústica.

Los anticipos como Mundo ganado (junio 2019), Cabalgata deportiva (octubre 2020) y San Saltarín (abril 2023) suman a esta colección, que artísticamente se convierte en un disco de 12 canciones que ronda la hora de música.

La portada del álbum presenta dos piezas de tela, quizás parte de una bandera argentina, unidas con hilo de cirugía. “Esa sutura y el título del disco representan una unión, una expresión de deseo,” comentó Mollo.

Sonidos, barro y piel es el nombre del documental dirigido por Leopoldo Montero Ciancio, que abarca el proceso creativo de Divididos, mostrando desde la preparación y acondicionamiento de su estudio La Calandria hasta imágenes y metáforas visuales que ilustran las temáticas de las letras, como niños jugando al fútbol o participando en una clase de pintura.

Los miembros de la banda compartieron en cámara reflexiones profundas sobre el proceso creativo, así como momentos humorísticos, como cuando Arnedo expresó, “¡Es la pareja que más me duró!”. También hizo un comentario esperanzador: “Espero que no sea el último disco”, a lo que el baterista respondió: “¡Ni en pedo!”.

El público disfrutó del documental, aplaudiendo en aciertos musicales y en escenas memorables, como un grafiti en la estación de tren de Hurlingham homenajeando a Luca Prodan.

El álbum se presentó completo y sin interrupciones en una sala a media luz, complementado con letras y un fondo de video tipo visualizer.

El evento ofreció un recorrido musical de Aliados en un viaje hasta el bello cierre acústico con Grillo, pasando por la armónica poderosa de Monte de olvidos, la cita a Cambalache, y la inquietante introspección de Insomnio, que presentan frases como “No hay sueño que no lleve cicatriz” (Bafles en el mar) y “Naufragando a cuántas balsas creo que estoy” (El faro).

Divididos es un álbum sin tachas, donde cada canción tiene potencial de convertirse en un clásico instantáneo (San Saltarín ya es un éxito), con un sonido orgánico, cargado de instrumentación exquisita, donde se destacan solos de guitarra en piezas como Doña Red, Mundo ganado y la melódica Vos ya sabrás.

La jornada culminó con los tres integrantes de Divididos en un ambiente ameno, compartiendo el escenario con el filósofo Darío Sztajnszrajber, quien realizó una reflexión sobre la mirada de Nietzsche sobre Apolo y Dionisio antes de dar cabida al público para sus preguntas.

“Estos 15 años no fueron de silencio. La música no tiene fecha de vencimiento, y afortunadamente las conexiones siguieron su curso. Cuando sientes orgullo por lo que hiciste, es ahí cuando puedes decir ‘ahora sí’. Y así surgió este disco,” concluyó Mollo, marcando el cierre de un ciclo y el comienzo de una nueva etapa en la extensa historia de esta banda emblemática del rock argentino.